Sobre MÍ
¡Hola! Soy José Castro y esta es mi historia. Espero y deseo de verdad que te inspire y te ayude...
- ¿Te ha pasado alguna vez, que no sabes por dónde enfocar tu vida o tu carrera profesional?
- ¿Te has sentido hundido en alguna ocasión y has pensado que has tocado fondo, que ya no vales, ni tienes nada que aportar a este mundo?
Si tienes o has tenido ese tipo de pensamientos, déjame que te explique que yo también he pasado por ahí.
Eso fue justo lo que me ocurrió, cuando no tuve más remedio que reinventarme por completo hace unos años, a raíz de la “gran crisis financiera” mundial. Pero mejor será que comience la historia por el principio, para que tengas una ligera idea de mis circunstancias.
Mis primeros pasos…
Fui hijo único, procedente de una familia inmigrante, humilde, de clase trabajadora y que tenía escasos medios económicos. Esos son mis antecedentes.
De pequeño siempre estuve considerado un niño mediocre, tanto en la escuela como en los deportes (fútbol, atletismo,…), así como en otros ámbitos de mi adolescencia.
No destacaba en nada y pasaba desapercibido en todo. Era más bien tímido e introvertido. En el colegio, mis notas nunca fueron excelentes, aprobaba justito. Hasta el punto que me dijeron que no servía para estudiar, y fui tan tonto, que incluso me lo llegué a creer.
En el instituto hice Formación Profesional, en lugar de Bachillerato, y justamente allí tuve la suerte de conocer un profesor que me cambió la vida para siempre. Recuerdo que me dijo:
“José, tú sí tienes aptitudes para aprender. Lo que pasa es que quizás todavía no hayas leído los libros adecuados. ¡Lee estos libros y abre tu mente!”
Mi punto de inflexión…
A partir de aquel momento, mi vida dio un giro de 180º. Recuerdo perfectamente el día y el lugar en donde decidí que nunca más sería un ignorante.
De ir auténticamente perdido por la vida, comencé a leer libros humanísticos y de crecimiento personal a todas horas. De repente sentí fascinación por la historia, la ciencia, la sociología, la antropología,… qué sé yo; y con el tiempo, pasé de ser considerado un “mal estudiante” a licenciarme en economía y derecho en la Universidad. ¡Y todo ello sin haber hecho ni tan siquiera bachillerato!
En el ámbito laboral, comencé a trabajar desde joven en una fábrica de hilatura, siempre simultaneando el trabajo con los estudios.
Allí, en aquella fábrica, estuve tres años hasta que vino la definitiva crisis del textil, y la empresa no me renovó el contrato. Eso sucedió justo en el año que me casé.
En aquel momento, me sentí auténticamente destrozado. Pensaba, ¡madre mía, recién casado y sin trabajo! Estuve unas semanas cobrando el subsidio por desempleo y me pasaba el día tirando currículums por doquier.
Afortunadamente, siempre he mantenido una actitud positiva y de optimismo frente a la vida; y al poco tiempo tuve la suerte de encontrar empleo en un banco.
Por vicisitudes de la vida cambié varias veces de institución bancaria, hasta que llegó la “maldita” crisis financiera (que a la postre resultó ser “bendita” para mi), la cual me puso de patitas en la calle, tras un largo y tedioso procedimiento de regulación de empleo que llevó a cabo la entidad con centenares de empleados.
Fue otra sacudida que no se la deseo a nadie. De repente, ves como tu mundo se desmorona ante tus pies al comprobar que eres totalmente prescindible.
Tras más de 26 años en la misma entidad, ya no cuentas para nada. Recuerdo que estuve varios días meditando en silencio conmigo mismo, intentando encontrar una explicación; y sobre todo, un plan de acción.
Renacer de las cenizas
En aquel preciso instante estaba realmente tocado y casi hundido. Me sentía totalmente desdichado. Mi futuro tal como me lo había imaginado siempre, se derrumbó por completo.
Cuando, por arte de magia, recuerdo que me vino una especie de inspiración divina, y pude visualizar cómo quería reenfocar mi vida. Decidí, que ya se acabaron las crisis para mí. Con dos crisis que soporté (la textil y la bancaria) ya tuve bastante, y dije: ¡BASTA!
Me prometí a mí mismo que nunca, nunca más, trabajaría para otro; y que sólo me comprometería de verdad en aquello que me gustase, intentando siempre ayudar a la gente, después de ayudarme a mí primero.
Esas fueron mis tres condiciones:
- Trabajar para mi
- Hacer de mi pasión mi profesión
- Ayudar a la gente
Antes de iniciar mi nueva actividad freelancer, me fui unos meses a estudiar a Inglaterra, con la finalidad de mejorar mi formación y asistir a seminarios de finanzas personales con mentores de prestigio.
Estuve viviendo casi un año en el Reino Unido, residiendo en Oxford, Brighton y principalmente en Londres, donde aprendí mucho, tanto de finanzas como de la vida. Por eso, siempre recomiendo a todo el mundo que tenga una mínima experiencia internacional.
Tú eres lo más importante, no lo olvides jamás
Durante mi estancia en Inglaterra, volvía a casa una o dos veces por mes, lo que me implicaba volar regularmente para pasar algunos fines de semana con mi familia.
Recuerdo que en unos de los vuelos una azafata me miraba directamente, supongo porque era el único que estaba embobado ante ella, mientras la voz en off de la megafonía del avión iba diciendo: “…en caso de despresurización de la cabina, se abrirán los compartimientos situados encima de sus asientos, que contienen las máscaras de oxígeno. Si esto ocurriese, colóquense la máscara entre la nariz y la boca y respiren normalmente…” y aquí viene lo importante: “Los pasajeros que viajen con niños, deben colocarse la máscara a ellos primero, y después colocársela a los niños”
La azafata asentía con la cabeza, y yo me quedaba pensando.
La explicación del porqué de esta indicación, no es otra que, en función de la altura por donde vuele el avión y a velocidad de crucero, en el supuesto de rotura grave del sistema que regula el aire, disponemos tan sólo de entre 10 a 20 segundos para ponernos la mascarilla, antes de caer inconscientes. Por lo tanto, tenemos que actuar rápido.
De aquí lo imperativo de la orden: primero el adulto y después los niños. Ya que en caso contrario, es posible que no haya tiempo para que ningún miembro de la familia se acabe poniendo la máscara de oxígeno, y desfallezcan en el intento.
A veces nuestro instinto protector nos sugiere hacer lo contrario, de ahí el recordatorio. Si lo hacemos al revés, seguro que no les podremos ayudar, ni a los niños, ni a nosotros mismos.
Recuerdo que en el avión le daba vueltas a este asunto, y en seguida vi la conexión con las finanzas personales (mi especialidad).
¿Por qué te explico todo esto?
La conclusión es clara:
"Si quieres ayudar a los demás, antes debes de procurar de ayudarte a ti primero. Tú eres lo más importante, no lo olvides jamás."
Atiende al mensaje de tu corazón
Finalizada mi aventura inglesa, ya de vuelta a casa y con los conocimientos adquiridos, me armé de valor y paciencia. Desarrollé unas páginas Webs relacionadas con mi especialidad (las finanzas personales) e inicié mi nueva actividad como Coach Financiero y de Inversiones.
Dentro mío resonaba una frase que aprendí en unos de los seminarios más instructivos que he hecho en mi vida. En concreto, me dije a mi mismo:
“¡ATRÉVETE! ¿Qué es lo peor que te puede pasar? ¿Hacer el ridículo? Si sólo es eso, no lo dudes y ¡ATRÉVETE!”
Escuché a mi corazón y di rienda suelta a mi intuición. Y en menos de lo que imaginaba, puse rumbo a mi pasión.
Fracasando es como más se aprende
He de confesar que en mi vida he tenido rotundos fracasos, algunos de sonados, como por ejemplo en el ámbito escolar, deportivo, laboral, etc. Digamos que soy una especie de “fracasado reincidente”.
Pero, el mérito está en “fracasar” bien, aprender de los contratiempos y reconvertir tus fracasos en oportunidades.
Encontrando mi pasión
Invirtiendo lo que podía en promoción, comenzaron a venir clientes, para temas de lo que me hice experto: Planificación Financiera, Consultoría Patrimonial, Coaching de Inversiones, etc. Mira, aquí te dejo el enlace NEWMAN, mi firma de inversión por si deseas visitarla: www.newman-fincoach.com.
Asesoraba y acompañaba tanto a personas físicas como empresas, y mi agenda no tardó mucho en llenarse por completo. Eso sí fue un auténtico punto de inflexión.
En ese momento, fui consciente de que me había reinventado por completo, dejando de ser un empleado bancario a sueldo, para desarrollar mi propia actividad de consultoría bien retribuida.
Y además descubrí que disfrutaba haciendo lo que más me gusta: ayudar a la gente. ¿Qué más podía pedir?
No obstante, en seguida me di cuenta que en muchos de mis clientes se repetía un mismo patrón de comportamiento financiero. Identifiqué algunos “malos hábitos” en el manejo del dinero que eran habituales en bastantes personas.
Por lo que fácilmente intuí, que ese patrón de comportamiento podía ser común en mucha otra gente, tal como mi experiencia me ha demostrado reiteradamente.
A la vez, que también era consciente de que no todo el mundo se podía permitir pagar ciertas cantidades por contratar sesiones particulares de Coaching Financiero y de Inversiones.
Y justamente por esa sencilla razón me propuse escribir y editar el libro de OBJETIVO: RIQUEZA (que con el tiempo se convirtió en una Saga), para que todo el mundo que se lo proponga pueda conseguir su objetivo de +RIQUEZA y conquistar su independencia financiera.
¿Por qué me he otorgado el honor de escribir esta Saga?
Porque más que yo, hablan mis resultados conseguidos derivados de los intentos practicados y los fracasos cosechados (que también hay que explicarlos).
Todo ello en su conjunto forma parte del aprendizaje. Y el éxito conseguido es fruto de mi propia experiencia obtenida en primera persona. Y ahora, mi misión es que tú también consigas tu objetivo de +RIQUEZA.
Lo cierto es que en todo aquello en que me he involucrado siempre he dado el 100%. Me he comprometido hasta la médula. Es lo mismo que he practicado al escribir la Saga de OBJETIVO: RIQUEZA invirtiendo tiempo y esfuerzo para darte lo mejor de mí.
Permíteme compartir contigo mi conocimiento en el manejo del dinero, las finanzas personales y las inversiones. Siéntete acompañado en todo momento. Tu éxito será mi mayor recompensa.
José Castro
LA MÁS ELEVADA ACREDITACIÓN EN FINANZAS PERSONALES